El despertar
El Despertar
¿Estamos realmente despiertos o solo con un ojo entreabierto?
La línea entre el sueño y la vigilia es más delgada de lo que creemos. No es una transición abrupta, sino un parpadeo entre realidades. Lo que pensamos que somos, tal vez no sea más que el eco de un sueño del que aún no terminamos de salir.
Vivimos en un invierno perpetuo, en una vorágine de frío que adormece la conciencia. Pero más allá de esa tormenta, se vislumbra un verano que no será efímero, sino eterno. El sistema se desmorona como una estructura de hielo bajo la luz. Hemos estado atrapados en una gravedad negativa, una fuerza que nos arrastra hacia la fragmentación y el olvido. Pero el colapso también es inicio. Es la antesala del despertar.
Para cruzar ese umbral, hay que sintonizar el dial de la mente, cambiar de frecuencia, volver a vibrar con la conexión perdida. Nos hemos convertido en islas flotantes, desconectados de los demás y de nosotros mismos. La soledad es el síntoma. La falta de empatía, el espejo. Dejamos que el ego apagara la voz del corazón.
¿Hasta dónde estamos dispuestos a ver? ¿Realmente deseamos despertar?
Desde joven, sentía que había algo más allá de lo evidente. No podía nombrarlo, pero lo presentía. Sabía que dormía y despertaba al mismo tiempo. Era una paradoja viva. No imaginaba que este camino me llevaría hasta aquí, que mi proyecto sería la manifestación de esa certeza difusa que me acompañaba desde la infancia. Pero el despertar no es inmediato; es una batalla entre la ignorancia y la revelación.
Nos enseñaron a cerrar los ojos. Yo también lo hice. Creí que todo estaba explorado, que la realidad tenía fronteras firmes e inquebrantables. Pero apenas habíamos arañado la superficie. Nos convencimos de que lo sabíamos todo, cuando en realidad… no sabíamos nada.
Vivía en un vacío disfrazado de rutina. Nada me llenaba, salvo estas preguntas que ardían por dentro. No quería solo existir: quería comprender. Robaba tiempo al tiempo, buscando respuestas... sin saber que la primera estaba en mí.
Desde muy joven rompí con los cuentos de hadas. Intuía que la verdad era más dura... pero también más luminosa. Aprendí a mentirme, a ignorar mis emociones, a callar las advertencias de quienes me querían bien. Me creía fuerte, pero por dentro me sentía nada. Y aún así, una parte de mí seguía gritando por algo más. Quería ser distinta, pero lo que realmente deseaba… era encontrar.
La realidad me habló desde la ensoñación. Con cada paso en mi proyecto, rompía un muro invisible. El miedo, la comodidad, los dogmas: todo se tambaleaba. Ciencia, filosofía, espiritualidad... todo señala lo mismo: estamos despertando. Lentamente. Dolorosamente. Pero, ¿estamos listos para ver? ¿Qué verdad estamos preparados para aceptar?
La ciencia aún no ha descifrado la totalidad del ser. Solo percibimos fragmentos: destellos en la sombra. Pero cada descubrimiento es un faro. La conciencia evoluciona. La neuroplasticidad demuestra que el cerebro se transforma con cada aprendizaje. La teoría de la información integrada sugiere que la conciencia crece con la complejidad. Si esto es así, entonces despertar no es un punto de llegada, sino un viaje sin fin.
Tal vez mi propio despertar no sea más que el reflejo de algo mayor. Tal vez estemos saliendo, todos juntos, de un sueño colectivo que ha durado siglos. Tal vez... la humanidad entera esté parpadeando ante la luz de una nueva comprensión.
Y entonces surge la gran pregunta:
Si no pudieras definirte por tu nombre, por tu historia, ni por lo que haces, ¿cómo explicarías quién eres realmente?
Nos hemos acostumbrado a describirnos a través de etiquetas. Pero cuando todo eso se disuelve, ¿qué queda? ¿Dónde comienza la verdadera conciencia?
No se trata de probar nada, sino de compartir una mirada. Quien resuene con ella, que la explore; quien no, que la deje pasar.
Despertar no es solo ver. Es comprender lo que vemos.
El ojo ya está entreabierto, y la luz está entrando. Cada destello ilumina una parte de nosotros que permanece oculta, esperando ser reconocida. Pero… ¿Te atreves a mirar? A veces, lo que está al alcance de la vista puede ser lo más difícil de enfrentar. La luz nos desafía, nos llama a salir de las sombras. Y aquí, el verdadero despertar empieza."
Texto corregido por IA
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