Redefiniendo la palabra GRAVEDAD

La gravedad, más allá de ser una mera curvatura del espacio-tiempo —según la Relatividad General—, puede comenzar a entenderse como una forma de interconexión vibracional universal. No se limitaría solo a la materia, sino que afectaría también a las energías que conforman la realidad, incluyendo nuestras emociones y la voluntad humana.

Las emociones intensas podrían generar una especie de "gravedad emocional", capaz de atraer o repeler personas y situaciones, influyendo directamente en nuestra percepción del tiempo y del mundo. Así como en los campos gravitacionales más densos el tiempo se ralentiza, en momentos de gran carga emocional también nuestra vivencia del tiempo se altera: se estira, se comprime, se suspende.

La voluntad, cuando se ejerce con claridad y dirección, puede concebirse como una fuerza gravitacional propia, que atrae experiencias, decisiones y cambios. Y la vibración, tanto de las partículas subatómicas como de nuestros estados emocionales, actuaría como el puente que conecta estas energías internas con el campo gravitacional universal.

Si la gravedad da forma al cosmos, ¿podría esta otra gravedad —emocional, volitiva, vibracional— dar forma a nuestras vidas?

Texto corregido por IA


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